miércoles, 1 de agosto de 2007

Sapa y el arroz

Cuando estás en Sapa, te olvidas de que perteneces a ese paisaje compuesto de edificios grises y altos como llorando al cielo.
Cuando empiezas a caminar entre sus montañas, entre sus arrozales, te sientes de allí. No observas con ojos de turista si no con mirada de añoranza, de envidia de no pertenecer a esas tierras. Y eso que allí la vida es dura. Los niños supuestamente van a la escuela sólo hasta las 11 de la mañana porque después tienen que ayudar en el campo (como se puede apreciar en la foto). Y digo supuestamente porque por cada aldea que pasábamos, había unos edificios enormes, bien conservados y cuidados, a diferencia del resto de casas hechas de adobe y paja. Estos edificios eran las escuelas y entonces admirabas esa sociedad donde tanta importancia le daban a la educación. Pero,...., por desgracia, siempre estaban vacías. En cambio, en los caminos te cruzabas con multitud de niños en los arrozales, tirando de sus bueyes, o acompañando al ganado , o cuidando de los hermanos pequeños. El problema?...... que aún no eran las 11 de la mañana!.

2 comentarios:

V(B)iajero Insatisfecho dijo...

Buena reflexión, compañeros. Creo que no hace falta decir más.
Yo, a veces, tengo el descaro y pregunto.
Bienvenidos, de nuevo, a la blogosfera.

Anónimo dijo...

Dibujo del hipotético primer mundo cuando el petróleo se acabe. jejeje. Muy bueno el artículo

saludos