Nuestros últimos días terminaron en Bangkok. Curioso sitio donde pasamos las últimas horas de nuestro viaje. Llegamos en una avionetilla desde Siem Reap y, a las 22 de la noche, nos fuimos a la famosa calle Khao San Road, llena de mochileros neohippies (... donde quedaran los hippies aunténticos). Alli cogemos un cuchitril para dormir esa noche y nos embarcamos en un tuc-tuc que lo único que quería era llevarnos de "ping pong tour", o sea, de putas. A pesar de nuestra insistencia de que solo queríamos ir al mercado nocturno de Pat Pohn, el tio del tuc-tuc nos llevó a un callejón donde supongo que lo único que había eran locales sórdidos de prostitución. Al ver que nos pusimos serios y nos enfadamos por habernos llevado allí, acabó resignandose y llevandonos al mercado.
Allí empezamos a probar algunas de las delicias que se cocinan en los puestos callejeros, y digo algunas porque había, por ejemplo, un puesto de delicatessen: cucharachas gigantes, saltamontes, grillos, gusanos, larvas, etc. Y nosotros alucinando, y llega una chica super pija y desde un coche, se pone a pedir un variado. Arrrgggg!!!, no pudimos abrir nuestra mente (y mucho menos nuestra boca), para pobrar tan delicioso bocado (prejuicios absurdos porque aqui
nos comemos los babosos caracoles, asi como otras delicias como entresijos, gallinejas, etc).
Al día siguiente pateada por algunas de las cosas más bonitas de Bagkok: el Buda Reclinado (un buda de 46 metros de largo), y un montón de templos recargadísimos de filigranas de oro). Lo mejor, como siempre, la visita al mercado de
comida donde probamos de todo (menos los insectos, que ese día tampoco nos sentimos con ganas).
Por la noche, de vuelta a casa. 12 horas de avión nos separaban de nuestro día a día.
Llegada a Madrid, y ahora nos quedan un montón de fotos, y contar nuestras aventuras a todo aquel que le interesen.
Y prometemos poner fotos en los próximos días.

nos comemos los babosos caracoles, asi como otras delicias como entresijos, gallinejas, etc).
Al día siguiente pateada por algunas de las cosas más bonitas de Bagkok: el Buda Reclinado (un buda de 46 metros de largo), y un montón de templos recargadísimos de filigranas de oro). Lo mejor, como siempre, la visita al mercado de

Por la noche, de vuelta a casa. 12 horas de avión nos separaban de nuestro día a día.
Llegada a Madrid, y ahora nos quedan un montón de fotos, y contar nuestras aventuras a todo aquel que le interesen.
Y prometemos poner fotos en los próximos días.